jueves, 20 de junio de 2013

Superação sem limites




No dia 06 de julho a Academia Velox abre as portas para receber o tetracampeão do Ironman Brasil e TOP 10 do mundo no Ironman Hawaii, o argentino Eduardo Sturla, para uma palestra exclusiva.

Eduardo Sturla pratica triathlon há 25 anos. Ele está acostumado a lidar com grandes desafios, vitórias, decepções e imprevistos. Ter metas e trabalhar muito para alcançá-las é uma rotina para o atleta que tem que treinar de 8 a 10 horas diárias – faça sol ou chuva. Sua garra, determinação e sede de superação constante chama a atenção de empresas que passaram a usar o seu exemplo de vida para motivar e estimular a sua equipe.

“Desde que o Sturla está no Rio, o convidamos para vir treinar conosco. Além de um grande atleta é uma pessoa comum com uma trajetória extraordinária. Queremos mostrar aos nossos alunos e pessoal a sua história de superação e como os exemplos no esporte refletem na nossa vida cotidiana”, contou Vera Kurtenbach, Diretora da Velox.

“Costumo dizer “never give up” (nunca desista) a tudo que faço. Mas não é uma palavra em vão. Isso tem um significado muito importante para mim, é uma convicção. No esporte profissional passamos por altos e baixos e é preciso saber lidar com isso sem desespero. Fiquei muito feliz com o convite da Velox. Contarei algumas histórias da minha trajetória como atleta, mas também falaremos de estratégia de prova, treinamento e preparação mental. O esporte para mim tem 3 pilares: o mental, o físico e o espiritual. Na verdade isso se aplica a tudo, dentro e fora das competições. É disso que vamos falar”, disse Sturla.

A palestra será gratuita para os alunos da Velox e terá um custo de R$ 30 para quem não é sócio da Academia.  Mas atenção! As vagas são limitadas. Os convidados poderão deixar seus nomes na recepção da Academia ou enviar um e-mail a info@eduardosturla.com com o assunto “PALESTRA VELOX”. A sua vaga será reservada e o pagamento será feito no dia do evento, na recepção da Academia.

Mais informações sobre o evento:
Local: Academia Velox
R. Fonte da Saudade, 39 – Lagoa, Rio de Janeiro
Dia: 06 de julho
Horário: 10hs

lunes, 10 de junio de 2013

Con la historia bien puesta


Recebí esta carta la semana pasada de Emiliano Battista, un gran amigo y hincha. Gracias por el apoyo incondicional y por sus palabras. Lleguemos primeros o últimos, somos todos campeones!

=====================================================

Sigue la carta:

Con la historia bien puesta! El peso del número 1!

Por Emiliano Battista

Martín Sturla fue entrevistado por un periodista local en la exposición del Ironman Brasil en los días previos a la carrera, justo antes de que comenzara a firmar autógrafos en el stand de Shimano. Con admirable madurez, expresó: “Estoy preparado para ‘ganar’ y estoy preparado para ‘no ganar’. En 8 o en 17 horas, voy a llegar contento”. Por intuición anticipatoria o por determinación de la palabra, pero a la hora de la largada sus declaraciones se pondrían a prueba.

El domingo 26 de mayo, una vez más, se libraba la contienda. Desarrolló una natación habitual (49min.) y un pedaleo moderado (4hs.38min.), lejos del “record do percurso” que él mismo hubiera registrado en otra oportunidad (4hs.21min.). Así, Martín se vio entreverado en una experiencia por él nunca antes transitada: siendo uno de los principales candidatos, y siendo el más ganador en la historia de esta carrera, debía completar gran parte de la maratón y cruzar la meta sabiendo que no ocuparía los puestos de vanguardia. A pesar de figurar en su haber 35 ironman –de los cuales contamos 12 participaciones en el Ironman Brasil–, y a pesar de que menos de 9 horas (8hs.55min.) sea un registro prácticamente inalcanzable para los mejores amateurs, Martín sabía que su actuación era absolutamente modesta, y que gran parte de la crítica sería dura al juzgarla.

Sin embargo, no solo era prisionero de las palabras que hubiera pronunciado dos días antes, sino que estaba atrapado por las propias convicciones sobre el espíritu ironman; convicciones que ni el paso del tiempo, ni las glorias alcanzadas, ni el ruido ensordecedor de los aplausos y cornetas, evidentemente, le habían hecho perder.
Martín supo asimilar y cargar con hidalguía los logros de su trayectoria: el peso de sus cuatro victorias en Brasil 2001, 2008, 2009 y 2011; el peso del Top 10 obtenido en Hawaii 2008; el peso de los dos 13er puesto de Hawaii 2001 y 2007; el peso de los dos 3er puesto de Brasil 2002 y 2007; el peso del 2do puesto de Florida 2005, entre otras tantas batallas.

Una historia bien llevada le permitió a Martín, con sus 39 años, armarse del temple necesario como para comprender que no debía desistir, y que su lema (“Never give up”) estaba siendo sometido a prueba por circunstancias nuevas. Veía que su “día nefasto” se convertía en el “día glorioso” de quienes durante años, teniéndolo como referente, soñaban con llegar delante de él. En algún momento, la “ruina” de Thomas Hellriegel, Faris Al Sultan o Norman Stadler le permitía a Eduardo Sturla disfrutar de una sensación de inigualable victoria, pues doblegaba a verdaderos campeones que años atrás se coronaran ganadores en Kona (Hawaii). El 26 de mayo de 2013 él era a quien le tocaba dar un cierre igualmente ejemplar a su participación en la competencia en la que más veces largara con el número 1.

Martín dio una sorprendente lección (absolutamente fiel al espíritu de la distancia original del deporte de las tres disciplinas) al completar la carrera.  Arribó a la meta en el puesto 14 y estrechó las manos de los espectadores que aguardaban para verlo desde las tribunas del pasillo por el que transitarían más de 2000 competidores.

Sturla ya nos demostró muchas veces que estaba preparado para “ganar”. En esta ocasión, efectivamente, nos demostró que también estaba preparado para “no ganar”, puesto que estaba dispuesto a llegar a la alfombra azul a pesar de que no estuviera en ella esperándolo la cinta que solo el primero –y él lo sabe más que nadie– tiene el honor de levantar. Así y todo, Martín palmeó a quienes le estiraron la mano, cruzó la línea con la frente bien alta y envolvió con sus brazos a su mujer, Renata. Ella, sonriente, no esperaba ni al 1 ni al 14, sino simplemente (de manera incondicional) a su pareja.